Talvez se puede pensar que en este momento de la historia ya no debería existir el feminismo; pero claro, si los hombres y las mujeres somos iguales. Si mi marido sabe cocinar y no le molesta limpiar la casa, estudio, trabajo, y si hubiera un hombre en mi puesto ganaría exactamente lo mismo que yo gano ahora. Si puedo ir a la universidad y ser independiente, vivir sola y que las demás mujeres de mi vida no me presionen a casarme pronto. Pero yo nunca fui un buen ejemplo y no tengo que serlo ahora.

La mujer blanca de clase media, inclusive la negra, mestiza, china o serrana de clase media es distinta a la mujer de clase baja y aun a la de clase alta. No hago una distinción clasista más que para fines académicos, creo que en el fondo esa distinción es mas de sesgo cultural que económica, pero eso no es el tema de este ensayo.

Decía que yo no soy un buen ejemplo porque mi historia como mujer es haber tenido una vida fácil, con un futuro aun más fácil.

Yo no soy (y espero no ser nunca) parte de las estadísticas de las mujeres que no pueden acceder a la educación porque bajo los índices de pobreza de sus familias, solo un numero determinado de hijos puede ser enviado al colegio y en tanto haya que escoger al niño o la niña, se enviará al primero porque al final la ultima se va a casar y su principal labor será atender a su marido.

Me rehúso a ser parte de las estadísticas que registran que mucho mas del 50% de las mujeres son maltratadas por sus parejas en la edad adulta y que acudiendo a denunciar estos hechos no reciben una respuestas oportuna del Estado.

No quiero ser parte (y lo soy) del colectivo humillado y vejado por la publicidad mundial cuando el atractivo de un comercial de cerveza es el cuerpo de una mujer (ni siquiera una mujer), o cuando las principales victimas de la violación de la libertad sexual en el mundo son las mujeres porque los hombres aun no aprenden a respetar nuestros cuerpos.
Y más aun cuando cantantes de pop se refieren a parte de nuestros cuerpos como montes o globos, ridiculizándonos en cada canción para luego no poder utilizar cualquier minifalda que me plazca porque podría provocar “piropos”, o más concretamente, gritos injuriosos de taxistas y conductores de transporte publico.

Y finalmente, y solo porque no se me ocurren mas ejemplos, no quiero creer que mi marido “me dejará” trabajar como si no fuera mi derecho como persona independiente de él, pero que anhelara secretamente que renuncie y me quede en casa a prepararle la comida todos los días, limpiar la casa y cuidar a sus niños, sin recibir un sueldo para luego oír reclamos de que no aporto a la economía del hogar.

El feminismo no es malo, no es una plaga ni una manifestación amargada de la realidad de las mujeres, además no todas las mujeres tienen una realidad amargada pero ese no es el tema.
Toda clase de mujer va a sufrir alguna clase de injuria proveniente de un varón durante su vida, eso no es raro porque seria iluso pensar que durante toda la vida de un sujeto, este nunca será injuriado. La diferencia radica en que los varones recibirán injurias provenientes de cualquier persona (hombre o mujer) por sus cualidades personales, no por ser varón. Por el contrario la mujer puede recibirlas solo por esto, y pueden además ser sistemáticas.

Las injurias contra la mujer no solo esta en los varones, esta la publicidad, algunos géneros musicales, algunas expresiones social culturales de entretenimiento, esta en la propia sociedad.

Hace un tiempo leí una frase que desde que identifiqué, esta en mi mente constantemente: “muchas mujeres hoy en día trabajan por obtener una mayor tajada de la torta, yo prefiero trabajar para cambiar la receta” ..no hay mas que decir.